A continuación os contamos paso por paso los puntos a tener en cuenta para realizar la revisión de un coche de segunda mano antes de comprarlo.
Tal y como recomendábamos en conociendo el coche, antes de revisar un vehículo, conviene probar un modelo similar para tener la oportunidad de conocerlo a fondo.
Como paso previo, hazte con una linterna, una colchoneta barata de espuma, un rollo de papel de cocina, un par de guantes de goma, unas gafas transparentes protectoras, unos calzos, y un imán de nevera flexible finito (0,3-0,6 mm. de grosor) que no pegue mucho.
Si el vendedor, al verte equipado y dispuesto a revisar el vehículo, pone pegas o te mete prisa, es que oculta algo y no merece la pena ni empezar.
En otro caso, puedes llevar a cabo la inspección del coche por tu cuenta, con esta guía:
IMPORTANTE: pide un Informe Oficial de la DGT del Vehículo antes de hacer cualquier revisión,para asegurarte que se puede transferir y prestar más atención en la revisión a los posibles defectos que el vehículo hay podido presentar en las revisiones de ITV.
Documentación y llaves.
Pregunta al vendedor por el código de activación de la radio (clave para activarla en caso de fallo de la batería), si tuviera. También por las llaves disponibles. A menudo falta alguna o el mando a distancia incorporado no funciona.
Comprueba los datos del permiso de circulación: titular, DNI, marca, tipo/variante/versión, denominación comercial, nº. de bastidor, matrícula, fecha de matriculación y período de validez.
En la ficha técnica del coche se indica su clasificación mediante un número de cuatro cifras. Si el número que aparece no fuera “1000”, o lo que es lo mismo, “turismo destinado a uso particular”, el vehículo podría estar exento del pago del impuesto de matriculación.
Esto ocurriría si, por ejemplo, el código fuera “1041” o “turismo destinado a alquiler”. En este supuesto, habría que pagar el impuesto de matriculación para poder cambiar el uso a “particular”. Si se deja como “turismo destinado a alquiler”, tendrás que pasar la ITV anualmente desde los dos años de antigüedad hasta los cinco y después cada seis meses, con el gasto extra que esto te va a suponer.
En el apartado «opciones incluidas en la homologación» y «reformas autorizadas» de la ficha técnica comprueba que se encuentra anotado cualquier elemento o accesorio que lleve montado el coche y no esté homologado de serie: bola de enganche remolque, llantas especiales, neumáticos más anchos, luces especiales (xenón, led), estribos, defensas, alerones, o cualquier otra modificación.
Para finalizar con esta parte mira si la ITV se encuentra en vigor y si dispone del último parte de revisión. Si se figura algún problema, verifica que esté resuelto antes de comprar.
Kilometraje.
Investiga, para intentar dilucidar si el kilometraje se corresponde con la antigüedad del coche. Para ello pregúntale al dueño por qué lo vende y para qué lo usa: carretera, ciudad, kilómetros mensuales …
El kilometraje medio anual para un coche diesel viene a ser de 20.000 a 25.000 km., y para un gasolina de 15.000 a 20.000. Si el kilometraje fuera muy inferior a la media, debería existir algún motivo probado que lo justificara.
Para comprobar la coherencia entre antigüedad y kilometraje fíjate con detenimiento en el estado y desgaste de los elementos del interior del vehículo. Presta especial atención al salpicadero, panel de instrumentos, volante, rejillas de ventilación de la calefacción, mandos del climatizador o a/c, tapicería de los asientos, especialmente la del asiento del conductor, guarnecidos del interior de las puertas, reposabrazos, palanca de apertura puerta de conductor, asas y tiradores, puerta o tapa de la guantera, tapas airbags, cabeceros, parasoles, pomo de la palanca de cambios, pedales, retracción de cinturones, -bandeja del portón trasero y otras bandejas secundarias.
Pregunta por la fecha en que se cambiaron cada uno de los neumáticos, verificando la coherencia con la de fabricación. Para ello, en el lado exterior de los distintos neumáticos, localizaremos el número de fabricación, formado por cuatro cifras. Las dos primeras hacen referencia a la semana de fabricación, y las dos últimas al año.
Si el coche tiene de uno a tres años y pocos kilómetros, lo normal es que los neumáticos sean los originales y por tanto, la fecha de fabricación, de al menos dos de ellos, debería ser anterior a la fecha de fabricación del coche. De no ser así, el cuentakilómetros del coche debería marcar de 35.000 a 40.000 km., como mínimo. Si bien, esto no ocurriría en vehículos de alta gama y deportivos que desgastan más rápido por tener mayor potencia y porque suelen equipar neumáticos más blandos.
Libro de mantenimiento, libro de instrucciones y facturas del taller.
A través de las facturas y el libro e mantenimiento sellado por el taller o talleres, nos haremos una perfecta idea de las averías que haya podido tener el coche, de cómo fueron resueltas y de si se hizo el mantenimiento periódico. Además podremos comprobar si ésta información cuadra con la que nos haya contado el vendedor sobre el tema.
Que el propietario disponga de todas o casi todas las facturas de reparaciones, de los partes de revisión de la ITV, del libro de revisiones sellado en cada mantenimiento y del libro de instrucciones del coche, es muy buena señal. Mejor aún si guarda toda esta documentación en un solo lugar, junto con la ficha técnica, el permiso de circulación y la póliza del seguro.
Por desgracia estos casos no abundan, y tras lo que podrían ser vendedores despistados o poco cuidadosos se esconden timadores disfrazados que modifican los kilómetros y falsifican los libros de mantenimiento de los vehículos. Estafadores que, en no pocas ocasiones, pertenecen a tramas organizadas que operan a la sombra de negocios de compraventa de vehículos “supuestamente» legales.
Para intentar descubrir si el libro de mantenimiento del vehículo es falso:
Revisa los sellos y anotaciones para ver si son demasiado perfectas o demasiado imperfectas: posición, inclinación, densidad de tinta, trazo y color bolígrafo, caligrafía y ortografía.
Valora si la antigüedad del libro se corresponde con la del coche. Presta atención a la encuadernación, que las grapas no se hayan movido, y que ningún página del cuadernillo interior sobresalga de la cubierta. Hay casos llamativos en los que se detecta muy fácilmente.
Si tratamos con un vendedor profesional, probaremos a pedirle el libro de mantenimiento de otro par de coches que tenga a la venta. Si pone pegas o desvía la conversación, o si nos los enseña y vemos que los sellos son siempre de los mismos talleres, sospecha …
EL COCHE
Chasis, carrocería, exterior, maletero.
Antes de nada, pregunta al propietario si el coche ha sufrido algún golpe, y en caso afirmativo, en que parte y quién lo reparó.
Procura que el propietario o vendedor sitúe el vehículo en una superficie lisa y nivelada, a la luz del día, y si fuera posible en sombra, para evitar reflejos.
Colócate por delante del coche de frente, en cuclillas, y mira a cierta distancia. Observa si parece inclinado o vencido hacía algún lado. Fíjate también si las ruedas se ven perpendiculares al suelo, que no parezcan “despatarradas”.
Date una vuelta alrededor del coche, mirando con detenimiento todos los paneles de chapa de la carrocería en busca de agujeros, desgarros, o señales de óxido. Presta especial atención al borde inferior de las puertas y a los marcos y cercos de las mismas.
Siéntate en el asiento del conductor, con todas las puertas cerradas y las ventanillas subidas. A continuación respira lentamente unas cuantas veces intentando detectar olores fuera de lo normal: moho, humedad, …
Levanta las alfombrillas del interior del habitáculo y del maletero y palpa con las manos, el suelo, el techo, los guarnecidos de las puertas, la moqueta y la chapa visible en busca de humedades, óxido, pinturas de diferente tono, abolladuras, deformaciones o soldaduras sospechosas.

De nuevo en el exterior, observa la separación entre los paneles fijos de la carrocería y las partes móviles: puertas, maletero, capó, portón, techo solar. Las líneas de separación entre ellos deberían ser paralelas y simétricas. Que se junten, o se separen, podría indicar que el coche tuvo algún golpe de cierta consideración y no se reparó bien. Cualquier parte móvil debe ajustar perfectamente y sin holguras sobre su asiento.
Abre una por una las puertas del coche. Sujétalas con firmeza por el borde exterior y tira de ellas arriba y hacia abajo, para tantear cualquier holgura en las bisagras. Sobre todo en la del conductor. A más holgura, más uso y más desgaste tendrá el coche.
Observa de perfil cada uno de los costados del coche para intentar detectar irregularidades en la superficie. Si las hay, el reflejo de cualquier objeto se verá deformado en esa zona. En caso afirmativo tocaremos la zona sospechosa con los dedos para verificar si, al tacto, se percibe alguna reparación. Si no estamos seguros, podremos usar el imán, probando si se adhiere con más dificultad que en otras superficies del coche en aparente buen estado.
Mira las gomas del borde superior de los marcos de las puertas en su unión con las del techo y las juntas de goma del maletero o portón, buscando restos de pintura.
Si lo lleva de serie, comprueba que el coche cuenta con el neumático de repuesto, y que es de la medida adecuada. También que dispone de los triángulos de señalización y, en su caso, de la llave antirrobo adecuada para desmontar los neumáticos.
Chequea el estado de la portezuela y del tapón de combustible. Si abren, cierran y bloquean bien. También prueba a hacerlo desde el interior, si el vehículo dispone de esta funcionalidad.
Observa con detenimiento faros, cristales, y espejos del vehículo, por dentro y por fuera, especialmente el parabrisas frontal, en busca de rayones, piquetes, fisuras, manchas, …
Interior.
Con el contacto dado, pero sin arrancar el coche, comprueba si se encienden los testigos del panel de instrumentos. Al cabo de un par de segundos deberían apagarse todos, excepto el de “stop”, el de “contacto o batería” y el del “freno de mano”, si estuviera puesto. Antes de hacer la prueba, echa un vistazo al manual de instrucciones del vehículo para saber cuáles deben encenderse y apagarse.
Revisa el estado de los cinturones de seguridad. Tienen que desenrollarse, recogerse, abrocharse y desabrocharse correctamente. No deben verse deshilachados ni con cortes de cualquier tipo y han de retener si damos un tirón seco.
Llantas y neumáticos.
Mira que las llantas y neumáticos no presentan deformaciones, arrugas, cortes o abolladuras.
Gira el volante a tope, primero hacia un lado, y luego, al contrario, para poder observar si el desgaste de la superficie en los neumáticos delanteros es homogéneo.
Si el desgaste de los neumáticos delanteros es irregular o solo desgasta por un lateral podría existir algún tipo de problema. Si el neumático desgastara más por la banda central que por los laterales podría haber rodado con más presión de la recomendada. Si. por el contrario, hubiera rodado con poca presión, desgastaría más por los laterales que por el centro.
Para ver el uso y la vida que resta a los neumáticos, observa los testigos de desgaste y la fecha de fabricación, según vimos antes. Los testigos de desgaste son unos taquitos de goma ubicados en el fondo de las ranuras principales del neumático para marcar la profundidad del dibujo. Cuanto más hundida se vea la cara superior del taquito, menos uso tendrá el neumático. Si la cara superior se encuentra a ras de la ranura, es decir, la altura del taquito y la profundidad de la ranura coinciden, es hora de cambiar el neumático.
En condiciones normales los neumáticos hay que cambiarlos a los cinco años, aunque tengan pocos kilómetros, salvo que el coche duerma en garaje, en cuyo caso, podrían durar mucho más.
Motor, calefacción, aire acondicionado, dispositivos eléctricos y electrónicos.
Con el motor parado y el contacto quitado, abre y bloquea bien el capó, para echarle un vistazo al compartimento del motor o vano motor. Fíjate si el aspecto del motor en su conjunto parece homogéneo, es decir que ninguna parte o pieza se ve mucho más limpia o más nueva que el resto. Sospecharemos de un motor muy limpio, a no ser que se trate de un coche muy nuevo y con pocos kilómetros. Obviamente, tampoco confiaremos en motores muy sucios o muy trabajados.
Comprueba que los bornes de contacto de la batería y los terminales de los cables de conexión estén limpios y sin signos de corrosión o sulfatación.
Con ayuda de la linterna ilumina el “suelo del motor”. Lo que nos parecerá el suelo del motor, no es más que una tapa de protección oscura de plástico o chapa situada debajo del motor. Mirar, desde arriba, si esta tapa parece seca y no tiene manchas o restos de líquidos.
Fíjate bien si de alguna unión entre piezas del motor gotea o rezuma algún líquido.
Localiza la varilla del aceite, sácala y limpiala con un trapo limpio o papel de cocina. Vuelve a meterla en su sitio y la extráela de nuevo, observando si el nivel de aceite se encuentra por encima de la marca de nivel mínimo y por debajo de la del máximo. Observa el aceite con detenimiento. Si el coche es de gasolina y el aceite se ha cambiado recientemente debería tener un color verde aceitunado. Si es diesel, el color será negruzco, pero en ambos casos no debería parecer muy espeso.
Abre el tapón del aceite para ver el aspecto que presenta.
Mirar, si sabes, el nivel del líquido de frenos y el de anticongelante. Por último, cierra el capó dejándolo caer desde una altura de 20-30 cm. para comprobar el cierre y bloqueo.
Desde un lado y a una distancia prudente, mientras observas el tubo de escape, pídele al vendedor que ponga el motor en marcha. Si nada más arrancar se forma una bolsa de humo espeso de color blanco, que tarda en dispersarse y huele como a anticongelante, o, si ves un humo de color azulado o gris, el coche podría tener algún tipo de problema. Si el humo es negro tampoco es bueno, aunque el problema será de menos importancia y más fácil de resolver. Lo ideal, es que no apreciemos humo de ningún color y que el motor arranque suave y fácilmente a la primera, sin ruidos broncos ni golpeteos.
Acto seguido súbete al coche, quita el freno de mano, arranca y verifica que ninguna luz del panel de instrumentos permanece encendida. Comprueba que funciona el sube y baja de los cristales, la ventilación, la regulación de espejos retrovisores, el cierre centralizado y los bloqueos de las puertas, los mandos a distancia, las luces interiores y de cortesía, las luces exteriores e intermitentes, la regulación de los faros, la luneta térmica, el limpiaparabrisas y el bombeo de agua, el mechero, las tomas de corriente tipo mechero, los ajustes y la calefacción de los asientos, el equipo de audio, el claxon, el ajuste del volante y el bloqueo antirrobo, el techo solar y la toma USB, el manos libres, el GPS, la computadora de abordo, así como cualquier otro dispositivo eléctrico o electrónico que, en su caso, incorpore el vehículo.
Dirección.
Con el coche arrancado y en punto muerto, freno de mano puesto y calzos en las ruedas traseras, desde la parte exterior a través de la ventanilla bajada del conductor mueve ligeramente el volante, observando si, la rueda delantera izquierda, responde inmediatamente y sin retraso al giro del volante. Si la rueda no empieza a moverse hasta que giras el volante de 4 a 5 cm. es que la dirección tiene holgura.
Ahora gira el volante lentamente a la izquierda hasta el tope y luego lo mismo hacia la derecha. Durante el movimiento no deberías oír otro ruido que no sea el del roce de la rueda con el suelo.
Coloca las ruedas completamente rectas, y desde el asiento del conductor deberías ver el volante simétrico, recto y centrado, sin giro hacia ningún lado.
Transmisión.
Siéntate en el asiento del conductor con el coche al ralentí, apoya muy ligeramente la palma de la mano abierta sobre el pomo de la palanca de cambios, no deberías notar golpeteos ni vibraciones.
Comprueba si los cambios entran sin problemas y si se puede mover la palanca de una marcha a otra con suavidad y sin ruidos.
Si el cambio es automático asegurate de que la marcha engrana sin retraso cuando se pasa de Parking a Drive. Al poner la reversa, tampoco debería producirse ningún ruido extraño.
Bajos.
Apaga el motor, echa el freno de mano y calza bien las 4 ruedas del coche para que no se mueva.
Túmbate en el suelo sobre la colchoneta y mira con la linterna los bajos del vehículo. Observaremos que la línea del tubo de escape se encuentra en su sitio y no se ve inclinada o descolgada. No deberían verse rozones ni perforaciones.
Desde la parte delantera del coche hacia atrás veremos la tapa grande que protege el compartimento del motor por debajo, la misma que vimos antes desde arriba cuando revisamos el “suelo” del motor buscando manchas o pérdidas de líquidos. Mira con la linterna los bordes y los agujeros de drenaje de esta tapa. Debe verse seca, sin goteo o rezume de cualquier líquido. Tampoco debería estar suelta, abollada o deteriorada.
Comprueba ahora el estado de los fuelles de la transmisión. Aunque a primera vista pueda parecerlo, no es tan difícil de mirar. Un fuelle de la transmisión es sólo una funda de goma que protege la articulación que transmite el movimiento del motor a las ruedas, para que la grasa que la mantiene lubricada no se pierda ni se deteriore.
Para ver el estado de los fuelles exteriores, los más próximos a las ruedas delanteras, giraremos las ruedas a tope hacia un lado y luego hacia el otro.
El estado de otros fuelles interiores o los exteriores de las ruedas traseras, en su caso, son más difíciles de ver y se necesitará un foso o un elevador.
Prueba dinámica o del coche en movimiento.
Antes de nada, comprueba que el coche tiene combustible suficiente para cubrir el trayecto que se vaya a realizar. Aunque parezca obvio, no es la primera vez que alguno se queda tirado porque el indicador de combustible va mal o la luz de la reserva no funciona.
Primero pide al vendedor que conduzca y límitate a escuchar en silencio para intentar detectar cualquier ruido raro: golpeteo, chirrido, zumbido, ronroneo …
Presta especial atención al estilo de conducción del propietario observando, si existe, cualquier vicio de conducción o comportamiento anormal.
Por el camino, dile que ponga en funcionamiento la calefacción, el aire acondicionado, la radio, así como otros dispositivos eléctricos o electrónicos para comprobar que funcionan bien en movimiento. Todo debería funcionar correctamente. Los ventiladores de la calefacción y a/c no deben vibrar ni sonar de más en cualquier regulación.
Una vez comprobado, le pediremos que apague cualquier cosa que suene, para así poder escuchar con claridad los ruidos que haga el coche y del motor durante la marcha.
Al aparcar o desaparcar comprueba que funcionan, en su caso, las alarmas de cinturón, las cámaras exteriores, los sensores de proximidad, así como otras ayudas o asistencias electrónicas que incorpore el vehículo.
Procura que el recorrido contemple tramos por ciudad y por carretera, así como algunas cuestas y tramos rectos en autovía o autopista, en las que se pueda poner el coche a mayor velocidad.
Después de un rato sugiere al vendedor que pare en algún aparcamiento grande o estación de servicio, advirtiéndole que no apague el motor cuando se detenga. Con el coche aparcado y al ralentí, sal del coche y acércate al capó para escuchar con atención el ruido del motor. Debería ser redondo, con un ritmo regular, sin altibajos ni ruidos extraños.
Desde el exterior, mirando la parte trasera del vehículo, observa, esta vez en caliente, el tubo de escape mientras le pides al vendedor que acelere un par de veces. Si el humo expulsado fuera de color blanquecino o azulado, mejor olvidarse de comprar el coche, salvo asesoramiento de un mecánico profesional.
A continuación, condúcelo tú. Antes de arrancar, tómate todo el tiempo del mundo para ponerte cómodo. Regula y ajusta a tu gusto el asiento, el cabecero, el volante, los espejos retrovisores …
Conduce siempre con precaución, procurando captar todas las sensaciones que el coche transmita. Prueba que todos los mandos y controles van suaves y operan con normalidad.
Al pisar el pedal de embrague para salir comprueba su recorrido. No debería bastar con pisarlo un poco para meter primera, ni tampoco tendría que ser necesario pisarlo hasta el fondo para poder quitarla. Prueba a parar y salir en primera dos o tres veces para tantear bien el recorrido y acoplamiento del embrague. Durante el trayecto, siempre que puedas, procura ir en marchas largas.
A régimen medio-bajo de revoluciones, en las distintas marchas, acelera progresivamente hasta alcanzar velocidad y decelera de golpe para ver cómo retiene el coche en cada marcha. No deberías oír ruidos. En ningún caso debe salirse la marcha al acelerar o al soltar el pie del acelerador.
En la marcha más larga, llega a poca velocidad a una cuesta pronunciada y al principio de la misma acelerara a fondo para intentar subirla. No se deberían oír ruidos extraños y la respuesta del coche tendría que corresponderse con su potencia.
Baja alguna cuesta pronunciada frenando y reduciendo por tramos desde la marcha más larga hasta la más corta en busca de ruidos anormales. Si el cambio es automático mira si se producen tirones, frenazos, o ruidos extraños.
A una velocidad media, en una carretera sin tráfico cercano, prueba a frenar con cierta energía hasta que el coche quede detenido. Durante la frenada deja las manos ligeramente apoyadas sobre el volante, casi sin hacer fuerza, para ver si el coche se va hacia algún lado. Una vez se haya parado el coche sigue pisando el freno para ver que el pedal no se hunde de más. Si pasa, podría existir algún problema en el sistema de frenos.
Para probar la amortiguación, intentaremos llevar el coche por algún camino desnivelado y adoquinado, calzada empedrada, o circular por una zona con pasos elevados. Al circular, subir o bajar, no deben oírse ruidos extraños ni sentirse vaivenes.
Si el coche tiene la capacidad de fijar velocidades de crucero y asistente de carril, prueba estas funcionalidades. Previamente preguntaremos al propietario cómo activarlas y desactivarlas.
A la salida de alguna curva pronunciada libera un poco el volante para ver como el coche tiende a enderezarse por sí sólo.
Por último, para el coche e intercambia impresiones con el vendedor. Después de unos minutos, tírate de nuevo al suelo con la colchoneta para verificar que no gotea ni rezuma ningún líquido por debajo del coche, sobre todo bajo el motor y tapa del motor.
La inspección que acabamos de explicar se puede llevar a cabo sin tener conocimientos de mecánica para, en la medida de lo posible, evitar una mala compra. No obstante, hay un montón de cosas que se te pueden escapar. Detalles importantes, que solo un mecánico profesional con herramientas, método y experiencia en la tasación y revisión precompra de vehículos de segunda mano será capaz de apreciar.
Si el coche es muy nuevo o de gama alta llevará bastante electrónica. En este caso, una prueba complementaria de autodiagnosis en un taller especializado se hace casi imprescindible.
Nota de seguridad:
Para mirar el coche por debajo, utiliza gafas de protección, y asegúrate de que el coche no tiene ocupantes y de que se encuentra situado en un lugar plano y nivelado, calzado en las 4 ruedas y con el freno de mano echado a tope.
Antes de revisar el vano motor, ancla bien el capó, apaga siempre el motor y quita la llave de contacto.
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4 comentarios
Sí, también en este caso, sería conveniente realizar una revisión a fondo antes de comprar.
El vehículo podría tener algún problema o defecto que no cubra la garantía y que no hayan visto en el taller en la revisión de los 30.000 Km. De cualquier forma, si hubiera algún problema, aunque lo cubriera la garantía, tendría que resolverlo el vendedor y no tú.
En este caso concreto, deberías prestar especial atención a que el vehículo no ha pasado por taller NO oficial, para mantenimiento o reparación, depués de que se haya cumplido la garantía legal de 2 años, pues dependiendo del condicionado de la garantía comercial (los 5 siguientes), esta circunstancia podría invalidarla.
Estoy interesada en comprar un coche de segunda mano y os explico un poco para ver si me podéis ayudar. El coche es un Kia del 2016 con 30.000 km. El vendedor indica que acaba de pasar la revisión de los 30.000 km y tiene la garantía de Kia de unos 5 años. ¿Creéis que sería necesario esa revisión tan rigurosa por mi parte (comprador)?. ¿O al tener la garantía de la marca y una reciente revisión no es necesario?
Si detectaste el fallo al probarlo, antes de comprarlo tendrías que haber acudido a que lo revisaran en el taller y haber negociado con el vendedor el precio a la baja teniendo en cuenta el coste de la reparación.
Como conocías el problema de antemano y el vendedor no lo ocultó de mala fe, no podrás argumentar que se trata de un vicio oculto. Apela a la posible buena voluntad del vendedor para ver si asume una parte de la avería. 100 € ya estaría bien …
Me he comprado un coche de segunda mano. Al probarlo, antes de comprarlo, se encendía un piloto amarillo referente a fallas del motor, el día de la compra ya no aparecía ese piloto, al cabo de unos días me volvió a aparecer. No sé si puedo reclamar al vendedor, el importe del arreglo, que el mecánico me ha dicho que rondaría unos 250-300 €. El problema es que sólo tengo el justificante de compraventa de la gestoría y el pago lo hicimos en efectivo sin recibo ni tranferencia …